RELACIÓN ENFERMIZA
─No sé por qué dices que lo nuestro es una relación enfermiza.
Bien es cierto que no puede estar sin mí durante más de tres horas, está constantemente vigilando el lugar en que me encuentro y se pone nervioso si no sabe dónde localizarme.
Le encanta escucharme, verme, tocarme,… aunque esté con otra gente, realizando alguna actividad e incluso en el trabajo, está pendiente de mí.
Yo estoy a todas horas disponible para él, de hecho casi siempre le sigo a todas partes que va, siente ansiedad si no está conmigo, me he convertido en una parte más suya.
Yo existo gracias a él, es más, si no fuera por el uso que me da, no tendría sentido mi existencia, aunque por momentos creo que se pierde lo que hay en el exterior. Se centra en lo que yo puedo ofrecerle y por ello se vuelve más dependiente de mí y yo a su vez de él. Yo soy su memoria, su entretenimiento, su modo de relacionarse,…
Relación enfermiza dices, ¿acaso tú no tienes móvil?. ─
La nomofobia es el miedo irracional a estar sin teléfono móvil, el término proviene del anglicismo “nomophobia” (“no-mobile-phone-phobia”). La dependencia al dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando éste no puede disponer de él. Esta adicción es, para muchos, la enfermedad del siglo XXI, tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean conscientes de ello.
La nomofobia puede manifestarse en diversas situaciones como no tener el móvil encima, olvidarlo en casa, quedarse sin batería, estar en una zona sin cobertura,… Sus principales síntomas son ansiedad, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza, agresividad, dificultad para concentrarse e inestabilidad emocional, la gravedad de estos síntomas variará según el grado de dependencia que tenga la persona con su entorno.
Los niños de hoy en día ya no vienen con un pan debajo del brazo, sino más bien con un móvil en la mano, pero para los que hemos vivido una parte de nuestra vida sin ellos, podemos ver el cambio en nuestros hábitos que su pertenencia nos ocasiona. ¿Recuerdas cómo quedábamos antes?, se fijaba un día, sitio y hora y milagrosamente ahí aparecían nuestros compañeros, de los cuales prácticamente sabías de memoria el número de contacto de todos ellos, ¿podrías decir lo mismo ahora?. No hay que negar los beneficios que traen los teléfonos, pero hagamos buen uso de ellos, no un abuso.
Hemos llegado a un punto que hasta se ha hecho negocio con bares que ofrecen descuentos a los clientes que dejan el móvil en la entrada; casas rurales con “black holes”, (agujeros negros tecnológicos), donde no hay conexión y establecimientos turísticos que ofrecen packs para superar durante la estancia la adicción a los dispositivos electrónicos a través del contacto con la naturaleza y todo tipo de terapias relajantes. Estamos dejando en mano de otros el control que nosotros podemos tener simplemente al decidir desconectar.
Los actos a los que no prestamos atención, nos pasan desapercibidos. Toma conciencia de ¿qué es lo primero que miras cuando te despiertas o acuestas?, ¿a la hora de salir de casa, que cosas te llevas imprescindiblemente?, ¿qué sensaciones experimentas cuando te dejas el teléfono en casa o te quedas sin cobertura?, cuando quedas con amigos, ¿dónde estás la mayor parte del tiempo, con ellos o pendiente del celular?.
Proponte pequeños retos, sal a dar una vuelta sin él, míralo sólo a determinadas horas, si estás en casa déjalo en otra habitación, desconecta el sistema wifi, borra alguna aplicación, prioriza la realidad y el contacto directo al mundo virtual, no lo utilices durante comidas, cenas y reuniones sociales salvo que sea urgente, establece un horario coherente para su uso, date un respiro y apágalo unas horas antes de acostarte para que no interfiera con el descanso. Éstas son sólo unas ideas, pero nadie mejor que tú para saber el uso que le das a tu móvil, por eso márcate las pautas que creas conveniente y disfruta del cambio que has realizado.
