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EL ÁRBOL DE LA VIDA


En un poblado bosque vivía el pequeño y recién llegado Árbol de la vida, al que solían llamar los Grandes Árboles, Avi. Se encontraba muy feliz porque a la llegada de la primavera, le estaban creciendo sus primeras hojas, verdes y jóvenes, que le daban un aspecto más frondoso y fuerte que el que solía tener sólo con sus diminutas ramitas.


Que bonitas eran sus recién estrenadas hojas, y cuanto las quería, cada día se dedicaba a admirarlas, miraba hacia arriba y veía como los pajaritos se posaban en él, revoloteaban y se divertían. Conforme subía la mirada se encontraba con los Grandes Árboles, con troncos anchos y robustos, bien arraigados a la tierra, y con hermosos ramajes. Algún día seré tan alto y fuerte como ellos pensaba Avi.


Y cada vez, el pequeño, se iba enamorando más y más de su follaje. Así es como fueron pasando los días, y con los días, los meses, llegando el otoño. Una mañana al despertar Avi miro al cielo y vio sus hojas amarillas, qué estaba pasando se preguntó con asombro, y con el tiempo observó como los Grandes Árboles se desprendían de sus viejas hojas dejándolas volar al viento y desnudando sus ramales. Pero Avi, no quería quedarse sin ellas, aunque ya tenían un tono marrón y estaban cuarteadas, las quería tanto…


Tras días de frío y lluvia, llego el calor y el canto de los pájaros al bosque, de los Grandes Árboles empezaron a crecer preciosas nuevas hojas, sin embargo, las de Avi, tenían un aspecto triste y apagado.


Yo quiero ser como vosotros, crecer, ser un gran árbol, con hojas bonitas y verdes, un tronco robusto y bien enraizado a la tierra, ¿qué tengo que hacer?.- pregunto desesperado el arbolito a sus compañeros.


Para crecer tan sólo has de soltar tus hojas- respondieron cariñosamente los Grandes Árboles.


Así fue como Avi, a pesar del miedo que tenía a quedarse sin ellas, eligió crecer y dejarlas ir. Y con cada rayo de sol fueron naciendo jóvenes y brillantes hojas, cada vez más grandes y verdosas, sintió como su tronco se ensanchaba y sus raíces se arraigaban más fuertemente en la tierra, haciéndose cada vez más alto y llegando a ser un Gran Árbol.


Reflexiona acerca del pequeño Avi, de su miedo a soltar, ¿te ocurre esto en algún aspecto de tu vida?.


A veces nos aferramos a lo que tenemos, tanto materialmente, como en relaciones, trabajo, hábitos, creencias,… Es saludable, que cada cierto tiempo, nos paremos a pensar y sentir, si algo de lo que tenemos es hora de dejarlo marchar, porque aunque tuvo su importancia y valor en su día, quizá ahora no nos sirva y no nos deje avanzar en nuestro camino. Si queremos que entre algo nuevo en nuestras vidas, démosle espacio.


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