BENDITA CRISIS
¿Bendita crisis? Cómo dar las gracias a una palabra que últimamente oímos y decimos a todas horas. Bien conocido es el dicho de ver el vaso medio lleno de agua o medio vacío, aunque realmente lo que vemos, es un vaso medio lleno y medio vacío. Por lo que en toda crisis, ya sea existencial, personal, económica,… está la parte positiva y la negativa. Y ya que la parte negativa está tan presente en nuestras mentes, voy a reforzar en este artículo la parte saludable que sin duda hay en ella.
La palabra crisis viene del griego Krisis, y entre sus significados se encuentran términos como: separación, distinción, elección, discernimiento, disputa, decisión, juicio, sentencia, resolución,… El verbo correspondiente a este sustantivo es Krinein que significa: separar, distinguir, escoger, preferir, decidir, juzgar, resolver,…
En una crisis, algo se rompe y por ello hay que analizarlo y reflexionar. Es un momento crucial y decisivo, en que la rutina ha dejado de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino y renunciar a otro. Crisis es todo lo contrario a aceptar un destino inevitable, el tiempo de la crisis es el de la decisión, la inteligencia y la valentía.
En un periodo de crisis nos damos cuenta, de que las cosas cambian, no hay nada estático, tenemos que salir de nuestra “zona de confort” sin a veces estar preparados para ello, porque la crisis aparece de una manera brusca y requiere de una modificación importante en el desarrollo de algún suceso.
La zona de confort es aquella en la que estamos acostumbrados a manejarnos en el día a día, nuestro trabajo cotidiano, los amigos de siempre, las rutinas diarias, los lugares habituales en los que nos movemos,… es decir, todo aquello conocido, en donde nos sentimos seguros y sabemos que somos capaces de funcionar bien dentro de esos límites.
Pero que ocurre cuando esos límites peligran, cuando lo conocido ya no vale, cuando tengo que reestructurar partes de mi vida. El cambio, ¿qué te sugiere esa palabra?, miedo, incertidumbre, oportunidad, diversión,… a cada uno nos mueve cosas distintas.
Una crisis indudablemente conlleva un cambio, y eso suele asustar, ya no estamos en nuestra zona segura, sino en una zona con riesgo, ¿qué puede pasarme ahí?, ¿seré capaz de manejarme en esta situación?, ¿tengo los recursos necesarios?,… infinidad de preguntas nos vienen a la cabeza.
Las crisis son tan comunes como necesarias para el desarrollo de una persona y cualquier obstáculo que se presente en nuestra vida, por pequeño e insignificante que nos parezca, representa un desafío que de ser resuelto y superado nos lleva a una nueva etapa en la espiral de nuestro crecimiento.
En toda crisis hay una oportunidad, porque nos hace parar, analizar, reflexionar, ser conscientes del punto en el que nos encontramos, contactar con nosotros, ver nuestros recursos disponibles actuales y buscar la manera de suplir nuestras carencias, nos lleva a tomar decisiones, manejarnos en la incertidumbre y nos dispone a actuar y movernos hacia aquello que queremos o necesitamos en ese momento.
Realmente, si te das cuenta, a lo largo de tu vida, has pasado muchas crisis e igual ni te has planteado que podías definirlas así. Erikson distingue entre ocho etapas evolutivas, cada una de las cuales plantea una serie de retos y crisis que deben superarse satisfactoriamente para no tener dificultades posteriores.
Einstein decía:
"No podemos solucionar los problemas que hemos creado con los mismos pensamientos que los crearon. Tenemos que aprender a ver el mundo como nuevo en cada momento".
“Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener distintos resultados”.